El entretenimiento ha cambiado en la última década, las personas acuden a los recursos digitales para divertirse, tienen menos interés en las páginas de los libros porque necesitan obtener la información de forma rápida y sencilla, debido a esto el mercado editorial parece no estar en su mejor momento y son pocos los autores que tienen la dicha de ser publicados.
Por eso, escritores independientes buscan otros medios para ser leídos, las redes sociales abrieron un mundo para ellos; sin embargo, es riesgoso asegurar las autorías de las obras en ellas y suelen aparecer usuarios oportunistas adjudicándose las creaciones, como medida, los autores están abriendo camino en el mundo de la blockchain donde pueden vender sus obras como NFT.
Una de las primeras en incursionar en esto fue la autora japonesa Miyuki Ono, que convirtió su libro “Pure” en un token no fungible.

Por otro lado, el brasileño, Rafael Bockovic que también vendió su obra de ficción “Satoshi”, una historia de la identidad del creador de Bitcoin, y fueron 21 ejemplares vendidos como NFT en la plataforma Opensea.

“Las posibilidades más allá de las páginas físicas es un potencial del NFT literario” declaró el abogado bresileño especializado en el mercado editorial, Gustavo Martins de Almeida según lo reseñado por Bloomberg Línea.
Esto ha permitido que autores que han luchado durante años por finalmente puedan autopublicarse sin depender de industrias que llevan un “agenda” y son influenciadas por una “línea editorial” o hasta opiniones políticas-religiosas.
“Al convertir tu obra en un NFT, realmente entras a otro mundo donde hay una manera de descentralizar la industria de la literatura que ha quedado un poco a merced de las editoriales”, -argumentó la escritora española Ana Prats que tokenizó su novela “Donde el viento da la vuelta” conforme lo informado por CriptoNoticias.
Los NFTs están abriendo las posibilidades para que artistas, escritores, músicos, fotógrafos y mucho más, puedan monetizar sus creaciones sin necesitar de por medio grandes industrias que al final no se rigen por la calidad sino por lo que mejor les convenga.
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